Lo que está pasando con los abogados en el distrito federal, es la inconciencia que existe, del amor que le han perdido a la abogacía, y es hoy donde se hace conciencia y se están corrigiendo todos esos errores que manchan la reputación del abogado y de la carrera de Derecho.
Es hoy donde nos concientizamos, a ser realmente abogados y dejamos de caer en lo que algunos abogados han caído, en la corrupción en la falta de ética profesional.
La abogacía en el distrito federal no es una consagración académica, sino una concreción profesional. Y que para poder ejercer la profesión de "abogado", uno debe dedicar su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales.
Ser abogado no es saber el Derecho, sino conocer la vida. Es quien tiene previsión, serenidad, amplitud de miras y de sentimientos para advertirlo, ser Abogado no es fruto del estudio, sino de una sensación.; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un desventurado mandadero, y no un defensor.
El abogado no puede ser especialista en una sola cosa, porque en la abogacía como en muchas otras profesiones, en un solo caso, gran parte de las veces, se necesita de varias materias de Derecho. Nuestro campo de acción es el alma, y esta no tiene casilleros.
En el distrito federal el abogado se compenetra con el cliente de tal manera, que pierde toda su postura personal y se convierte en su cómplice para poder brindarle una mejor atención y favorable resultado.
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